domingo, 26 de octubre de 2008

LA PRIMERA VEZ

Comenta el presidente Cántabro, Revilla, que su primera vez fue con una prostituta como el noventa por ciento de los españoles. Esa declaración me ha conmovido no por descubrir que era putero, sino porque me produce una balsámica sensación de bienestar comprobar que se puede ser político y seguir siéndolo aún habiendo cometido el pecado de estrenarse en un lupanar y chulear por ello. El ínclito Bush que coqueteó con el vodka y los hilarantes canutos reniega de su pasado yeyé y así le pasa; le ha quedado en la jeta el rictus almidonado de un agente funerario que disfruta más en una sala de autopsias que elevando el espíritu con una buena botella de bourbon.

Si bien, la hazaña de Revilla, por importarle un bledo el qué dirán me ha reconciliado con la parentela política, también me ha hecho pensar y he llegado a la conclusión de que yerra en el porcentaje. Miro a mi alrededor y descubro que ninguno de mis amigos de entonces se inició en el sexo ahuecando el bolsillo sino tras una larga peregrinación para acompañar a las chicas al portal de su casa donde se conseguía un seco beso neumático, un roce en la cumbre y un par de hostias sin posibilidad de devolución, si el padre andaba al acecho.

Domingo fue el primero. Delgado como un palo, eligió o fue elegido por una chica de gran estructura mollar y carnes tan abundantes como furores sufría. Lo que relató Domingo después, no quedará en los manuales de cine porno como ejemplo de escena a filmar pero si valdría si hubiera uno dedicado al ridículo. “Si no hubiera sido porque tenía el nivel de testosterona más elevado que el de alcohol en sangre, no me habría atrevido con semejante hembra. Cuando decidí que era el momento, me sentí como si fuera un practicante poniendo una inyección en un inmenso culo. La fuerza hipodérmica de mi virilidad hizo hueco pero no sabría decir si atinó o encontró acomodo en algún pliegue. Duró poco, muy poco y salí corriendo no fuera a pedirme que a cambio de la frustración que denotaba su cara me pidiera para saciar su ansiedad una caja de donuts.”

Modesto fue más previsor. Se ligó a una recién llegada que tenía escrito en las bragas el certificado de penales. Varios reformatorios le habían proporcionado la cultura necesaria para falsificar recetas lo que la convirtió en un laboratorio ambulante. De las centraminas para estudiantes a los embriagadores valium, ofrecía un amplio catálogo de psicotrópicos para cualquier ocasión. Pero la moza no quería perder la virginidad en un coche y así pasaron un tiempo de lote en lote. Recuerdo con verdadera angustia las orquitis con las que Modesto llegaba a casa para arrimarse al playboy y pernoctar en el baño a base de manoletinas. Cuando ambos tenían cumplidos los dieciocho alquiló habitación en una pensión del extrarradio a la que llevó a aquella mezcla de Al Capone y Mata Hari. Los amigos esperábamos en el bar el resultado de la faena y hacíamos apuestas sobre la cantidad y calidad de los embites. Llegó Modesto con carita de pollo y entre los abucheos conseguimos que dijera unas palabras. “Estuvo bien, bastante bien, pero el puntillo que me doy yo a las pajas es insuperable.”

Con esos antecedentes el panorama se me volvió de color gris, como los calcetines. Andaba yo chingoleando con una muchacha muy mona que pensaba que la virtud estaba en llevar blancas las bragas y que lo que sentía en medio del magreo no era otra cosa que el calor del rozamiento. Cuando mi habilidad permitió que el sofoco diera paso a la entrecortada respiración de un asmático, decidimos probar. Como buen chico que era y teniendo asegurada la satisfacción, procuré dedicarme a ella y conseguí buenos resultados en el calentamiento. Había que conseguir el empate y que el árbitro pitara el final con la misión cumplida. No hubo prórroga. Cerré los ojos y acabé cuando oí sus gemidos. Satisfecho la miré y vi su rostro contrariado. Le pregunté si le había gustado y apartándome con las piernas dijo. "Si gritaba, gilipollas, era porque me estabas clavando el codo en una teta."

Con este muestreo, uno de cuatro, la teoría de Revilla falla. La proporción de los que han perdido la virginidad en un putiferio es como máximo de un venticinco por ciento, y seguirá bajando.

martes, 14 de octubre de 2008

CENTRO DE DIA "DOMINGO MAMUERMO" (III)

De nuevo El Chutas a los mandos.

El Instigador otra vez ausente. Esta vez le ha dado por el poker online. Si bien, tirando con dinero ficticio, juega con la astucia de un conejo buscando tréboles, incordia a los contrincantes con la perseverancia de un topo excavando túneles y gana fichas con la misma facilidad con la que se despelleja los padrastros, todo cambia cuando tira de tarjeta. Pierde la fe en si mismo, se le descalabran los tríos y se le enciende la mirada hasta que sus ojos adquieren el color encarnado del culo de un mandril. Dice que prefiere gastarse los ahorros en algo divertido que esperar la comunicación de su banco anunciando la quiebra. Ya le dije que sacara los dineros del Tongo Bank y lo invirtiera en futuros del pasado, que eso no falla nunca. Ese fondo tiene una revalorización excepcional, no hay más que ver la cantidad de libros y películas que se siguen haciendo de los muertos del pasado y de los tiros de la guerra que tantos queremos olvidar de una maldita vez. Será en el XXII, si llega.

Ayer fue el aniversario del centro. Preparamos una fiesta con actividades, comida de hermandad y campeonato de escoba y cinquillo después de un discurso que en esta ocasión tuve que pregonar. Empezaba así:

Es nuestro deber, el mío y el de mis compañeros responsables del centro, mejorar la calidad de vida de los senior del centro, los amables ancianitos, los mayores que tanto hicieron por nosotros. Es hora de devolverles el cariño que repartieron, de curar sus llagas y ordenar su ocio para que llenen sus vidas con actividades saludables, a ellos, si a los ancianitos de mis entretelas….

En ese momento, desbordados por la emoción, empezaron a lanzarme claveles, varias bragas que para asegurar la distancia estaban rellenas de adoquín, algunos huevos y una latas de tomate frito que esquivé hasta que una de orlando impactó en mi tabique nasal y me produjo una hemorragia de emoción. Son como niños los putos viejos. No saben como demostrarme el cariño que sienten por mí y pierden los papeles porque las neuronas no les funcionan y actúan sin pensar. Yo les perdono, pero no olvido. Para mejorar su nivel cognitivo necesitan fósforo y pienso poner en las natillas cabezas de cerilla suficientes para que se les enciendan las luces. Todo sea por su bien.

Me curó la herida D. Celedonio Bullebulle Otrosí, abogado retirado pero en perfecto estado mental a pesar de sus noventa y cuatro años de los que ejerció solo tres por problemas con el régimen – pesar ciento setenta kilos con metro sesenta le dificultaba la asistencia a los juzgados- pero siempre anduvo entre legajos y sentencias. Ya jubilado obtuvo el título de bombero honorífico en Pastrana del Lumbrilla por sofocar a chorro de su mismo sifón el incendio en un brasero de cisco, lo que evitó una desgracia. Desde entonces, su mayor preocupación es la de obtener conocimientos médicos para auxiliar al prójimo en caso de emergencia. Yo no quería pero cedí a la cura porque es un plasta, un insistente y le canta el aliento como si comiera escarabajos peloteros con pelota y todo. Pensé que cerraría el pico de buitre mientras me curaba, pero no fue así. Entre la salsa y la sangre mi aspecto no era muy bueno, pero enseguida me dejé de preocupar cuando vi que Celedonio chupaba las gasas. Lo que digo siempre, mascullaba, a este tomate le sobra acidez y usted mírese el azúcar que como siga así se le van a garrapiñar las almorranas.

Aquello aumentó de volumen y me retiré a casa dejando en manos del destino los fastos del aniversario. Esta mañana he recibido un fax. Dice así.

Sr. Jeringa:

Deseamos de corazón que se ponga bueno. Sentimos el incidente y esperamos contar con su grata presencia lo antes posible. Como recompensa le hemos preparado una pequeña sorpresa. Dª Mercedes Pelonempecho hará un estriptis en su honor y los chicos del dominó le han preparado un bizcocho borracho muy especial.

Me temo lo peor.

Si esto no lo cierra la autoridad seguiré visitándoles, pero nada es seguro. Como dijo el gran escritor Paraguayo, Condominio Piscolabis.

Si tu corazón desborda felicidad, tabícalo, cholo.

Aurrevoir.

miércoles, 8 de octubre de 2008

MALOS TIEMPOS PARA LA ÉTICA

Malos tiempos para la ética. Mi banco, el de siempre, tiene la deferencia de llamarme al móvil. Me ofrecen un depósito de alto interés por mi dinero, ese dinero que saqué para ingresarlo en otro que me remunera, además del mismo cariño de mierda, unos intereses que no me dan arcadas. Quieren recuperar mi dinero, su dinero según creen ellos, se sienten traicionados porque tuvieron la deferencia de concederme una hipoteca por un valor del veinte por ciento del precio de mi piso y me hacen el favor de atender mis recibos siempre que haya saldo, porque si no, no lo harían. Eso seguro.

Me enternece la propuesta de la señorita. Te igualo la oferta y la subo un punto. ¿Ahora? Si, hoy mismo si reingresas todo. Mira, muchacha, son ya veinte años. Demasiado tiempo sin noticias; seguiré pagando la cuota pero en ocasiones hay que tomar una decisión y decir ¡A la mierda!. Eres un cliente preferente. Suena en el auricular con la entonación de una bella lolita chupando un polo mientras me pide la dirección de correo. Perdona pero no estoy acostumbrado a tus atenciones. Nunca las hubo, ni siquiera una felicitación de cumpleaños por sms, ni una disculpa por aquella devolución errónea que dejó su rastro en el registro de impagados y que persiste por los años cercenándome cualquier crédito. Eso tiene solución, me pondré a ello. No te cobraré por las transferencias, te daré gratis las tarjetas. Solo le faltó decir, seré tuya, amor. Las hienas tienen hambre. Se han hartado de comida basura y no quieren que se les acabe la reserva de carne de cordero enlatada. Solo faltaba. Le pregunto por la solvencia del banco. Excelente, claro. Además Zapatero asegura los depósitos hasta cien mil euros. No cariño, Zapatero no tiene más que lo que nos saque a los barandas. Yo esperaba que el banco emitiera un comunicado diciendo a los clientes que garantiza los depósitos con su solvencia, que administra mi dinero con el rigor de un pater familias, porque no soy un inversor, cariño, soy un depositario que busca un colchón seguro donde enterrar mis ahorros y tú una caja fuerte. Pasa por la oficina y tomamos un café, permite que te muestre el escote de la rentabilidad, te dejaré impactado con mis curvas de flexibilidad , entrarás y saldrás cuando quieras, sin compromisos. Pruébame y si no te gusto me puedes dejar tirada como una perra en el arcén de la cuenta de resultados.

Carmina, escucha, porque te llamas Carmina, ¿No? De momento no puedo. He dado mi palabra por unos meses, pero si te sirve de consuelo te diré que ha sido un placer hablar contigo. Nunca antes un plan de ahorro había conseguido producirme una erección.