domingo, 21 de diciembre de 2008

CARTA A LOS REYES MAGOS

Queridos Reyes Magos:

No sé si he sido bueno pero estoy seguro de que no he sido malo. Al menos, no tan malo como para merecer que se me indigesten de nuevo los mazapanes o que se me clave la espina del traidor besugo en el paladar. Estas navidades seguiré besando empolvadas mejillas y daré fofos abrazos de compromiso con el mismo sentimiento que me provoca Manolo Escobar cantando el carro, el refrescante aliento que deja el colutorio mentolado, el habla cadenciosa del vendedor de coches usados y en los ojos, la chispa a medio gas del descreído que piensa que los deseos de paz, que estos días todo el mundo pregona, no son otra cosa que el detergente estribillo que limpia conciencias y alivia cargas, como una confesión preventiva sin ánimo de enmienda en que la canción que se canta es una repetición interminable vacía de contenido.

No soy un apasionado de estos días. Las enormes familias reunidas en torno a la mesa una vez al año, pueden pasar el resto del tiempo sin más unión que una llamada de compromiso por el cumpleaños del niño y no se encuentran con los otros, salvo en los funerales o en el notario para repartir a cuchilladas de chaira, las cuatro perras que dejó el viejo. Prefiero las reuniones imprevistas, las que surgen del deseo de compartir sin otra excusa que la morriña redundante y la fuerza del cariño, ésas que te arrastran irremediablemente a viajar para pasar unas horas y en las que disfrutas igual de una centolla preñada que de unas alubias con oreja, un glorioso vino que una frasca de clarete donde lo importante es disfrutar de la compañía y no del avituallamiento.

No voy a pedir nada para mí, suficiente me habéis dado, pero si vuestra generosidad me permitiera un exceso, les ruego tomen nota:

A los que han hecho de mi blog algo importante en mi vida, que me leen y a quienes leo, gente a la que aprecio de veras, me gustaría poder darles personalmente un abrazo hondo para mostrarles mi admiración y demostrarles que el cariño virtual ha dejado de serlo y se ha convertido en una realidad que ilumina mis tardes y despeja de pesadillas mis noches. También desearles de corazón, paz y trabajo.

A otros que me leen y aprecian mi trabajo pero no dan señales de vida. Para ellos, la promesa de que seguiré intentándolo, bien en la versión instigadora que algo me cansa o en otro perfil diferente. Escribir se ha convertido en un desahogo y mis historietas son parte de lo que fui, algo de lo que soy y mucho de lo que me gustaría haber hecho y ahora es imposible. A todos vosotros, gracias por la fidelidad y que la vida os trate a cuerpo de rey.

A todos aquellos que habéis decidido donar vuestros órganos para que un tipo como yo esté coleando – si, eso también - mi más profundo agradecimiento y sincera admiración. A aquellos que habéis incluido en vuestro blog el enlace de la O.N.T, triple ración y a la familia desconocida que me devolvió la vida, sabed que os llevo en el corazón y todos los días rezo por vos una plegaria a mi Dios, ese individuo accesible, sin barba ni sudario, que me escucha cuando le necesito y me hace la seña de duples cuando me desvío.

A los demás que forman parte de mi vida podré hacerlo personalmente.

Por último, una petición especial. Conocen a Jorge, uno de mis sobrinos que pronto cumplirá 3 años, ése que se enamoró de la música en un concierto de Merche y que nos ha hecho odiarla de tanto repetir sus discos; el que sube al sofá con una linterna a modo de micrófono y canta de memoria las canciones con la lengua estropajosa de un sapo; el niño que canta del loco el canto, ha pedido a vuestras majestades un escenario con luces. Aunque le hemos dicho que los Reyes no disponen de semejante material, él, en su interior, confía en su magnanimidad y espera ansioso su regalo. En el caso de que la magia que poseen haga posible su apasionado deseo, recuerden que el piso donde vive es de setenta metros, no vayan vdes. a regalar alguno desmontado ya de los cines de la Gran Vía porque no cabe.

Sigan repitiendo, aunque les amuele el reúma y estén hartos de regalar gilipolleces.

lunes, 15 de diciembre de 2008

PALABRAS CLAVE

La grandiosa herramienta Google Analytics me ha proporcionado momentos de gozo. Entre sus secciones hay una a la que no había prestado atención, Palabras Clave, y es esa que nos dice qué palabras o frases que la gente escribe en los buscadores, han dado como resultado una visita a mi web. Si antes creía que los robots de búsqueda eran como secretarias tontas que lo anotaban todo, ahora mi opinión es que además están programados por un sádico.

Este post no pretende la mofa del usuario que, curioso o preocupado, plasma el motivo de su consulta con frases sorprendentes, sino dar respuesta a su inquietud, ya que dudo que la visita a mi sitio le haya aclarado algo. Comencemos pues con algunas.

Echar a hostias al inquilino moroso.

Querido peticionario, no me parece una solución civilizada. Existen los juzgados que se encargan de ello sin violencia, pero, si tu ira te ha sobrepasado, si has agotado tu paciencia, si de verdad quieres machacarle, ¿has probado la carta bomba? Es, sin duda, una solución mucho más …fulminante. Eso sí, probablemente nunca cobres la deuda pendiente.

Cura empalmado en la sirena.

Parece un jeroglífico pero no lo es. La frase es directa, no caben interpretaciones. Una mente enferma, después de probar todas las variantes sexuales, solo se excita con clérigos y seres mitológicos. Este preclaro cerebro se pregunta, con razón, qué haría un cura empalmado ante la visión desnuda de una preciosa sirena; dónde encontraría el orificio del placer. Mi sugerencia, que busque por la zona de desovar y que lleve una herramienta de pescadero para quitar escamas, que en las sirenas son muy recias, no vaya a sufrir daños en el fistro y más en el caso de un cura, que al serlo, se le supone ha tenido poco uso y la tiene sensible. Si no te satisface la respuesta siempre queda la castración a tijera de podar, con la que se irán las calenturas y te podrás dedicar, ya sin furores, a hacerte un hombre de provecho.

Jugar al tute con Sara Montiel.

He llamado a Antonia a su casa museo de Campo de Criptana y me ha confesado, sollozando, que dejó el tute subastao hace años porque le llevó a la ruina. Me ha dado un mensaje para ti. Si eres alto, moreno y preferiblemente Cubano, te propone jugar al matute, haciendo ella de sota de copas y tú de caballo de bastos. No lo entiendo pero ahí queda.

¿La piña estriñe?

En la radio sale un pavo que se hace llamar Doctor Tocavens o similar que habla mucho de nutrición. No he conseguido su número, pero he descargado de la mula un pdf muy interesante que se llama “anal ananas”. En el capítulo 133, en la sección “Artilugios” explica detalladamente como tallar a cuchillo un consolador con una piña verde aprovechando el tallo leñoso del interior. Si bien no aclara si la ingesta de piña estriñe, podría valerte como desatascador en caso de que no pudieras obrar convenientemente. En cualquier caso y basado en el sentido común, me atrevería a afirmar que la piña estriñe, y mucho, si se consume con cáscara.

Fotos pezones Tamara de Borbón.

No conozco a dicha señorita ni poseo fotos suyas, pero si consigues algunas y los tiene bonitos, no me importaría echarles un vistazo.

Negritos de la perla para la virgen de la puerta.

El mundo de Internet es fascinante. La cita pertenece a un poema que escribí cuando estuve ingresado un año en el frenopático por problemas de dislocación circunstancial del hemisferio sur, que no sabía que hubiera sido publicado. Para deleite de los lectores, perdonad la falta de objeto, pero es lo que tiene la enfermedad mental, os lo termino.

Negritos de la perla
para la virgen de la puerta
cachimbas de agua y saxofones mudos
para san josé en el zaguán
que espera al niño con los ojos tristes
porque tarda mucho para haber ido a sellar la bonoloto y seguro que anda echando un sermón a los fariseos.

Fotografías practicantes poniendo inyecciones en el culo a prostitutas.

Estimado inquiriente: te recomiendo encarecidamente que te pongas al día. La figura del practicante desapareció hace años, siendo sustituida por la del ATS. Eso demuestra que superas los sesenta y que en los juegos infantiles de médicos y enfermeras, sabe dios porqué, te relegaron a la denostada figura del practicante y eso te traumó. Seguramente tu prima no deseaba que le agujerearas el culo y ahora ahogas tus penas buscando fotos de prostitutas que se dejan hacer de todo por dinero. No me aclaras si las inyecciones son hipodérmicas o de empujón. Si en el cachete o en el mismo medio, pero, en cualquier caso, una visita al psiquiatra del seguro te haría mucho bien. No te arreglarán el episodio, pero unos ansiolíticos te dejarán una nebulosa suficiente como para imaginar que eres el dueño de un burdel y le pinchas el culo a todas las nenas los Viernes por la tarde.


Hay muchas más, sorprendentes como éstas a las que no doy curso porque tampoco doy crédito. Quizá algún día, bajo los efluvios de un buen pedo de vicks vaporub, pueda resolver los enigmas y torturaros con una segunda parte.

Para que no haya dudas, pongo a disposición de cualquier lector, el listado completo para verificar la autenticidad de las mismas.

martes, 9 de diciembre de 2008

LAS CORRIENTES VAGABUNDAS




1970

Eloy tenía una finca y en ella una pequeña vivienda. Vivía de su pensión, lo que sacaba de la huerta, tres filas de nabos, cebollas para matanza, ristras de ajos morados y diez cerdos que engordaba con algarrobas y pienso. En una cabaña próxima, semihundido en la tierra, un depósito de propano suministraba energía para cocinar y calentar las dos habitaciones en las que vivía en la compañía de su perro Quin y dos gatos huraños. Hacía sólo cuatro años que la leña dio paso a la comodidad del gas. Ya no tenía que doblarse para echar troncos en la chimenea ni estar pendiente de que las chispas incendiaran su casa.

Llamó al distribuidor para rellenarlo de cara al invierno, pagó la factura y cuando la cisterna sobrepasó el paso a nivel de la cercana estación, notó un fuerte olor a gas. No le dio importancia porque supuso que la carga excesiva habría hecho saltar la válvula de seguridad que expulsaba algo del sobrante. En unos minutos el mal olor había desaparecido y Eloy, contento por no tener que preocuparse del combustible hasta Mayo, encendió un pitillo, tiró la cerilla sobre la tierra seca y pudo ver en una centésima de segundo cómo la tierra a sus pies se tornaba azul y mortal .

La explosión arrasó la finca y Eloy quedó como un guiñapo a los pies de un manzano con la ropa quemada y un rictus de sorpresa en su cara abrasada. Solo los zapatos parecían indemnes, como si hubieran corrido por su cuenta las decenas de metros que les separaban del lugar de la deflagración.

Los técnicos, después de estudiar concienzudamente el siniestro, dictaminaron que el depósito perdía gas porque se había podrido en contacto con la tierra húmeda, las sales y la materia en descomposición, pero cuando Eloy lo alquiló, le aseguraron que estaba protegido contra todo tipo de corrosión por un período de veinte años. Llegaron todos. Bomberos, policías, técnicos del seguro, se analizaron tierras y aguas, desguazaron la fosa séptica y no hallaron explicación. Fue un pastor de la zona el que avisó de que algo extraño sucedía en las tierras de alrededor; no había topos y a las ovejas no les gustaba los pastos de los alrededores aunque la hierba estuviera verde y jugosa. –Esta tierra está encantada, como si algo maligno corriera silenciosamente por debajo-

De esa superchería, solo por probar, se acordó conectar a tierra una serie de voltímetros y, aleatoriamente, sin más orden que el derivado del caos, los aparatos registraban una fuerte actividad.

Por fin se halló una explicación al desastre. Las vías de la vieja estación, a menos de quinientos metros, descargaban en el suelo la electricidad de la catenaria al contacto con los trenes, tensiones que deambulaban sin rumbo, corrientes vagabundas que alteraban incansablemente las moléculas de los materiales hasta perforar el acero más grueso.

2008

De noche, cuando la nebulosa del sueño da paso al estado de reposo absoluto, el dedo gordo de mi pie empieza a levantarse, como si la erección involuntaria cambiara de sitio. El tendón del empeine se endurece, se tensa y los músculos laterales de la pantorrilla empiezan a doler con la intensidad de una coz de búfalo. De inmediato me despierto, salto de la cama como si hubiera caído un rayo y piso con el pie contrario el dedo erecto para dejarle a ras de suelo, como corresponde a su naturaleza. Inútil, sigue tieso, desafiante en su altivez de enano cabrón, supongo que mareado desde la altura a la que no está acostumbrado. Deambulo cojeando por el largo pasillo entre alaridos, asiento el culo en el sofá para masajear la zona, aplico inútiles remedios calmantes y al cabo de un rato, tal como vino, se acaba el dolor y vuelvo a la cama donde duermo, ya acoquinado, hasta que vuelva el calambre en ese pié, o en el otro, que también, o no vuelva.

Hay días que me levanto hambriento, otros no puedo ni tragar. La rinitis que ahoga pañuelos a docenas, se seca sin más. El droguero se extraña de que no pase a comprarle y me busca por los bares por si algo malo me ha pasado. El estimulante café que me despierta y me anima se convierte de repente en una fuente de intranquilidad. La tensión arterial sube porque sí, porque le da la gana. El colesterol malo, habitualmente a raya, tiene temporadas de libre albedrío y maneja las cifras a su antojo hasta tener dos asteriscos en la papeleta de la analítica o baja a niveles preocupantes. Mi carácter risueño se torno hosco algunos días y me vuelvo insoportable hasta para mi. El deseo pasa de ser un anhelo feroz a desaparecer por semanas.

Los médicos han aventurado muchas teorías, todas falsas. Potasio alto, falta de cinc, exceso de cloro, alteraciones del tiroides. Yo sé lo que me pasa. De pequeño metía los dedos en los enchufes, chupaba las pilas y por aquello del inquietante cosquilleo, ponía el prepucio en las pistas del excalextric. Debo estar repleto de corrientes vagabundas.