viernes, 23 de abril de 2010

A TODO CERDO LE LLEGA SU SAN VALENTIN

El Instigador ha acabado conmigo. Lloro, y mis lágrimas caen en un vaso de agua con gas y se mezclan con las burbujas después de pedirlas permiso. Claro, ¡pasa!, eres una lágrima de verdad, limpia y brillante, de carrera larga hasta la comisura de los labios, que se deposita en la boca acostumbrada a recibirla, tantas veces. Esa boca pequeña recoge el agua de la angustia y la sorbe. Demasiadas emociones y algunas decepciones. La lluvia de mis ojos no me deja ver el teclado. Busco un cigarrillo, pero no tengo. Hace meses que lo dejé. Pagaría cien pavos por un Marlboro light encendido en la boca de una mujer que me dejara el regusto de una colilla al límite y el aliento de una pasión con aroma a whisky aunque fuera falsa. Es posible estar enamorado de lo cotidiano, tan tierno ello, y soñar inconscientemente con sorber una vulva desconocida o penetrar una muralla de melocotón , cuando en tus fantasías descubres que lo de casa es lo que deseas aunque tu cerebro sigue su libertad sin contar contigo .¡ Puta literatura.!
Sigo sin entenderme y por lo tanto necesito reiniciar. Este blog, que durante tanto tiempo ha sido mi amante, me ha dejado de interesar, y yo a él.

Comenzaré una nueva andadura cuando encuentre otra fuente de inspiración.
A aquellos que me siguen, decirles que les indicaré mi nueva ubicación.
Vuestro afectísimo.