jueves, 29 de noviembre de 2007

UN CUENTO CHINO

No es cierto que mis relatos los escriba un “negro” contratado a tal fin, pero reconozco que tengo en nómina a un chinito vietnamita que me corrige el estilo y proporciona a mi fofa prosa el verde antipirético del arce de las montañas, el estimulante poder del ginseng rojo y el tono multicromático de las orquídeas salvajes. Jochimín, que así se llama mi pequeño estilista ha entrado en un estado melancólico, quizá algo depresivo porque piensa que le estoy engañando con el salario y que merece una mejora sustancial en sus emolumentos.

Pienso yo que el pago no es escaso pero tal vez debería cambiar la divisa en que le remunero y darle euros en vez de guanes de su país, con los que en esta españa cañí y atrasada no puede comprar el kilito de arroz SOS ni las bolsitas de te jazmín que tanto le gustan. Está claro que la occidentalización del proletariado asiático ha cambiado su perspectiva vital y pretende chantajearme diciendo que el arroz partido que le proporciono gratis total, habitualmente usado en la alimentación de nuestros queridos canes, se le queda blando al cocer y hace imposible la difícil empatía comida-palillos necesaria para su alimentación.

Le propuse la cuchara como remedio a sus males y le hice una demostración de uso tomado de su cuenco algo parecido a un arroz con leche desvahído, algo así como una "ratau perifoie" albina que pudiera servir, tanto de alimento en el corredor de la muerte donde no prima el aspecto ni la nutrición, como para sujetar dentaduras postizas. No tenía mala pinta y decidí, en aras a que entendiera su funcionamiento, introducirlo en mi boca. Al instante comprendí el significado de la frase “purga de benito”, aún desconociendo quien pudiera ser el susodicho individuo. Mi querido Chimín se negó en rotundo a utilizar artilugios cóncavos para la manduca porque podría cabrear a algún dios pagano, tan tiquismiquis ellos.

Es por ello que le he propuesto que escriba un breve relato, bien remunerado con los beneficios que adsense proporciona y que se repartirán a diez-noventa. Diez por ciento para el creativo y noventa para mí por el gasto que me supone contratar el oneroso espacio web que pago y que me deja la cuenta como una sucesión de conjunciones copulativas. Ni euros Ni dólares Ni puñetas.

Os dejo en manos de Jeremías Guaa, su nombre artístico en Español. Solo Buda sabe porque eligió tan profético nombre.


课•程•背•景前

人员,是客户了解我们最初的窗口,其言行举止与综合素质,将是公司形象直观
前台接待礼仪看似微不足道,实则十分重要,但现实中,绝大多数前台人员没有
练,将无法从全方位角度认知自己工作的重要性;在所从事的工作中感觉缺乏理论支持;工作中总是被动行事,不能主动掌握工作节奏;想努力提升工作的效益,但却不知从何处下手,如
何节省;这些都是每个前台人员所面对与困惑的,如何把握正确方向从而迅速提升自身职业素 养,成了我们必须面对与解决的课

Como podéis observar cada línea consta de dos hemistiquios marcados por una fuerte cesura, en cada uno de los cuales hay dos sílabas tónicas separadas por dos átonas. Esta estructura acentual tan marcada hace que el escritor deba en muchos casos modificar la sílaba tónica de algunas palabras, según las figuras retóricas de la sístole, utilizando una lengua literaria que se desvía de la natural.

Dada la concisión y su evidente valor literario ruego a los lectores que postuléis a Guaa como próximo premio Planeta. Hemos firmado un contrato en el que le pagaré, si gana, cien mil europesos mejicanos que me sobraron del jonimun cuando Cancún tenía solo un hotelito llamado Hostal Los Tórtolos.

martes, 27 de noviembre de 2007

CONTROL POLICIAL

Hace unos días leí en la prensa que a un restaurante de Segovia en el que como con una cierta frecuencia le habían concedido una estrella Michelin. El sitio en cuestión se llama Villena y está en plena plaza mayor. A diferencia de otros, se dedica a un tipo de cocina algo más evolucionada que los asados castellanos que tanta gente mueven los fines de semana. No te preocupes, Rioyo, que te mandaré la cuenta de la publicidad.

Esta misma mañana, andaba yo algo desorientado, apático, como si tuviera un golondrino en el cerebro que me presionara la función trabajadora y a eso de las doce decidí terminar mi jornada laboral, así, porque me daba la gana que para eso uno es autónomo y lo mismo se enjareta una jornada de 15, que se abandona a la dulce holganza un martes cualquiera con la única excusa de ser día ventisiete.

Llamé a un amigo y algó pasó en la conversación, pero solo recuerdo que quedamos a comer en el restaurante galardonado, algo parecido a aquella vez que a las cuatro de la mañana a alguien le pareció divertido desayunar en Santander, y allí fuimos tres dementes en un ocho y medio a ver amanecer en la playa de la Magdalena.

A eso de la una cogí mi japo y enfilé la A6 a esa velocidad que si te pescan no pena cárcel pero te alivia la cartera y de los puntos, una docena concedida, no quedarían suficientes para un revuelto para dos. Eso sí: la autopista sólo para mi menda y algún camión de derechas chupando arcén y resoplando en las cuestas.

Una hora es el tiempo establecido y cincuenta minutos pasaban cuando vislumbré la hermosa catedral, la mía, entre nubes grises y un chisporroteo de lluvia fina, casi aguanieve que me hizo pisar el freno. De pronto, los dos carriles se convirtieron en uno por obra de unos conos y pude ver al final, el chaleco chillón de un agente de la ley que con una especie de zanahoria luminosa, desviaba el tráfico a una fila donde se apreciaba un cartel que decía CONTROL.

Hice un repaso mental para cerciorarme de que no había tomado alcohol. No me resultó fácil pero al final recordé, cosa rara en mí, que soy casi abstemio desde hace años. Entonces me preocupé de la medicación por si alguno de los comprimidos que tomo pudieran incluir alguna sustancia dopante y me tranquilicé al pensar que la vitamica C, el gelocatil y la loción de afeitado “Abrótano Macho” no están incluidas en las listas de psicotrópicos de la DGT.

Soporté varios minutos de cola y me llegaba el turno. Sonaba en la radio “Mas chutes nooo, ni cucharas impregnadas de heroiiiína” de los Chichos y lo consideré un mal presagio. Al ver la cara del policía me horroricé. Era choricín. Aquel niño tierno que era como la mascota del colegio, pequeñito y colorado como un cantimpalito. Ya credido, poco, pienso yo que sin mayores ambiciones, aprobó para policía municipal y puso tanto empeño en el cumplimiento estricto de la ley, que tiraba de libreta más rápidamente que Harry el sucio, hasta el punto que se le cambió el nombre y pasó a llamarse Choricop, todo chorizo pero cien por cien policía.

Delante de mí, tres autos, tres, evitaron el control pero el agente clavó sus ojos sobre mi matrícula y me indicó el desvío a la derecha donde me esperaba, creía yo, el soplido del búfalo.

Hacía varios años que no me tocaba y aunque me sentía preparado, no tenía la misma confianza que cuando era un habitual de verbenas y fiestas de pueblo, aquellos controles agrourbanos donde siempre salía victorioso, excepto en alguna ocasión que el aparato estaba con seguridad en mal estado y el señor juez siempre se ponía del lado del uniforme en vez de hacerlo del lado de la razón del hombre honesto que quizás había tomado un chispazo antes de acceder a su puesto de trabajo en una humilde cochiquera o en un silo de cebada con un deportivo rojo y una jai dormida en el asiento de atrás.

Cual fue mi sorpresa cuando alguien tocó mi cristal derecho y en vez de un policía uniformado me encontré con un chiquilicuatre con barba de tres días y una especie de poncho peruano con un cuadernillo en las manos. Abrí la ventanilla y me informó que el control se debía a una acción municipal para responder a una encuesta sobre los hábitos de transporte de las personas que accedían a Segovia en coche y si cambiarían de opinión cuando el AVE estuviera en marcha. Encolerizado, maldije al alcalde y metí la primera con intención de huir pero tenía tráfico delante. Permití que me interrogara y después de varias preguntas estúpidas, llego la que colmó mi paciencia.

- Para finalizar, ¿Qué es lo que viene a hacer a Segovia?
- Pues, venía a atracar un banco, pero me han descojonado el plan porque pensaba hacer un trabajillo rápido, pero a la hora que es, seguro que han cerrado.

Y va el hideputa y me suelta:

- Pues otra vez será. Disculpe las molestias.

No pude comer en Villena. Esta semana se celebra el festival de tapas de cuchara, guisos y cocidos varios. Después de cuatro bares, estaba listo para el cortado y salir de naja. Antes de entrar de nuevo en la autovía, me llamó mi amigo y me contó que habían atracado un banco a última hora. Yo, de momento estoy tranquilo porque Jesús es un cachondo, pero por si acaso, me encanta el chocolate belga y el cava brut nature, si es que lo dejan meter en la cárcel.

sábado, 24 de noviembre de 2007

LA SIMPLIFICACION SIMPLIFICADA

Llevaba varios días escribiendo sobre una forma de vida por la que he optado y que me está dando buenos resultados. La llamo la teoría de la simplificación y es algo tan sencillo como subrayar un libro, separar la paja del grano, o si se prefiere, pelar la pava sólo con aquellas que tenga posibilidades de llevarme al huerto. Esta misma tarde estaba terminando de darle forma y lo imprimí para verlo escrito. En eso estaba cuando pasó mi sobrino Vicentito, miró el papel y me dijo.

- Tío, ¿Puedo leer eso que estás escribiendo?
- Claro, Vicentito.
- La sim-pli-fi-ca cion. ¿Qué es la simplifi-cación?
- Un método que uso para que las cosas sean más sencillas.
- Pues si para explicar lo que es sencillo necesitas 5 hojas, Cuántas necesitas para explicar cosas difíciles?

El cabrito del renacuajo me acabada de fastidiar una semana de esforzado trabajo con el que pretendía, desde mi turbia mente, resumir los males del mundo reduciéndolos a la anécdota. La cosa iba de malmeter a los periodistas con pluma fina pero opinión vendida, rebatir teorías conspirativas, e incluso una entrevista falsa con Al Gore, que caía en mi trampa y reconocía que, después de todo, el primer malandrín era él por contaminar más que mil de sus congéneres. Tengo que rescatar de la papelera un trozo de dicha interview que dice:

- Mr. Al Gore. ¿Sabe Vd, algún idioma, además del Inglés?
- Yes, No. I mean, un poquito españolo. Busqué traducción mi nombre en buscador de casa blanca, Whity buscador, you know, y puse Al Gore y no salir nada. Then puse Al y salió Al "Capone": mafioso. Luego, puse Gore y salió truculento, por lo que mio nombre en españolo es "mafioso truculento" No saber qué es pero suena muy funny, chistoso.
- Pues se lo podría traducir en nombres y apellidos, pero mejor lo dejamos por hoy.

¿Qué hacer cuándo determinada televisión te produce gases? Dejar la tele flatulenta. ¿Si alguien quiere arruinarme el día con chismorreos y malas intenciones? Le despido con una sonrisa y un amable “vete a tomar por saco” que a sus oídos suene como si le estuviera instigando a retozar con una rubia con dos pechos disparatados.

Ahora sé que aprendo más tomando un café con un viejo que con dos meses en la universidad, que lo superfluo no me llena, que prefiero un vino magnifico al mes que treinta malos y que la calidad es mucho más importante que la cantidad, incluso para el amor.

Resumiendo mi teoría, en esas reuniones donde la discusión alcanza un tono furibundo recurro al mismo argumento. Callar y si me preguntan, respondo lacónicamente: No puedo opinar, porque no conozco el asunto a fondo. Recuerdo que me invitaron a esa reunión pero no pude ir porque tenía la agenda muy apretada.

Entretanto, solo deciros que no deseo ferraris ni chalés, que los lujos dejan de serlo cuando se convierten en algo cotidiano y que soy bastante feliz, así simplificando mi vida. Aurrevoire

PD. Las cinco páginas no irán a la papelera. Me esforzaré un poco y haré un libro de autoayuda para forrarme un poco y comprarme un Porsche que me mola, ¡Nos ha jodido!