El cuatro de Agosto inicié mis vacaciones con destino a un pueblo de Salamanca donde reside mi familia política. Pasé allí unos días con ellos y al llegar los previos de las fiestas, salí pitando con destino a Segovia donde disfruto de la compañía de mis padres, hermanos y amigos. La vieja Castilla, con su cielo añil y sus frescas noches me reconcilia con el pueblerino que llevo dentro. Me acomodo enseguida al carácter adusto, hablo menos y respeto los silencios de los que callan rumiando su destino. No les oigo pero siento bullir su inconformismo ante la realidad de pertenecer a un sitio donde la historia gloriosa del pasado ha quedado en un olvido tenaz que hace hervir sus calles en horario comercial, cuando los visitantes de paso compran recuerdos y gilipolleces y se piran después de someter a su body al castigo de los judiones y el cochinillo asado. De postre, ponche típico que enladrilla aún más el sufrido estómago y a otra cosa, mariposa, que se hace tarde.
Mañanas de plaza, tardes de paseo y alterne y noches de tertulia hasta las tantas con los amigos de siempre. Me siento como si siguiera viviendo allí, me acomodo al ritmo pausado y me olvido de acordarme de mí. A eso de las tres, la madrugada entra con un vientecillo fino que eriza el vello. Un paseo hasta casa con la presencia nerviosa de mi amada que teme a los murciélagos que en las noches de verano vuelan como borrachos por los patios de aquel palacio donde construyeron unos pisos en el que habitamos.
El catorce, rumbo a San Sebastián. La bella Easo está más bella que nunca. El norte es un sorteo de gotas donde es habitual que toque premio. No es un buen presagio que la bolsa de la playa incluya toalla y chubasquero. Están en la semana grande y las calles atestadas de gente parecen arterias llenas de glóbulos de todos los colores que van y vienen movidas por impulsos, como contracciones de un corazón inexistente. Todo me parece excesivo, hasta la cola de los baños donde hay que esperar turno orando al santo para que nadie vaya con la intención de obrar a mayores, para que el parón no termine en charco.
Decidimos ir a la isla se Santa Clara, frente a la bahía, en una barca que resultó ser la misma en la que la noche anterior habíamos embarcado para ver un espectáculo de fuegos artificiales que me deslumbró por su belleza y que me arruinó un suéter por una chispa incontrolada que le hizo un agujero del tamaño de un bígaro y me calentó el hombro como si satán hubiera eructado a mi vera. La travesía duró lo que tarda un eyaculador precoz en culminar una faena y desembarcamos junto a una playita de juguete, como una bola de helado color caramelo que se le hubiera caído al santo y que destacaba preciosa entre el frondoso follaje y el negro bastardo de las rocas.
Mientras los demás buscaban acomodo en los bancos situados al lado de las empinadas cuestas, me acodé en la barra del chiringuito esperando algún desertor que dejara una mesa libre. Debió ser mi cara de angustia, quizás mi aspecto desvalido de urbanita descompuesto o el hecho de vestir pantalones largos, polo colorado y calzado inapropiado lo que llamó la atención de una buena mujer que se levantó y me ofreció una silla en su mesa. Una pareja de vejetes encantadores me ofrecieron sombra, canapés de anchoas debidamente depiladas y una conversación deliciosa que me reconcilió con el mundo al ver que la gente de bien te ofrece lo que tiene sin más gaitas que su buen corazón. Estaban a punto de servirme un plato de ensaladilla y una vaso de rioja cuando llegaron mis socios para decirme que habían montado el campamento en la cima de la loma, arriba de una cuesta corta pero empinada como el angliru, que me dejó unos minutos con el resuello agitado de un perro pachón después de cazar una liebre a la carrera. Una vez comidos, las nubes rodearon la isla y bajé raudo mientras los demás se lo tomaban con calma. La multitud ya formaba cola a la espera de embarcar mientras me acomodaba en un saliente de piedra con un periódico en la mano y un café en la otra, cuando un tipo, gordo como un trullo, se ubicó a mi lado y comenzó a vociferar a sus niños que salieran del agua. Me enfrasqué en la lectura, agaché la cabeza y al minuto noté una pérdida de visión lateral por la derecha. Levanté la vista y a escasos centímetros de mi cara había un culo peludo del tamaño de una hogaza de pueblo que amenazaba con besarme la mejilla. Me levanté de un respingo con la misma agilidad de un ciervo esperando que no tuviera la deferencia de soltarse un pedo, puesto que me volaría la cresta. Toda la isla para cambiarse y el muy cabrón decidió poner a prueba mis reflejos sin sopesar que un salto un poco desmedido habría terminado conmigo en las frías aguas del espigón sin todavía tener hecha la digestión.
Por las tardes al hipódromo de Lasarte donde se reúne la flor y nata de la ciudad. Muchas caras famosas, apuestas a degüello y un ambientazo fabuloso me hacen ver que el pijo tradicional, el de toda a vida, subsiste y tiene su feudo en esta ciudad maravillosa donde la comida es un arte. A punto estuve de ganar en varias ocasiones premios importantes. Le seguí la pista a un mozo con pinta de saber, esperando copiarle los pronósticos pero en el momento en que solicitaba los boletos, se me cruzó un escote vertiginoso que me aleló el oído y me dejó in albis. Nunca hay que mezclar el placer con los negocios. A dormir a Hernani, con fama de sitio conflictivo donde solo encontré amabilidad pese a llevar sin pudor prensa nacional y tener aparcado un coche con matrícula de Madrid. Mi viejo Japo sigue siendo guapo y veloz y no pienso cambiarlo hasta que la muerte nos separe.
De vuelta a Madrid por un día, justo para cambiar de ropa y más carretera hasta la costa Levantina. Este año tocó Santa Pola, no me preguntéis porqué. Tengo un contrato prematrimonial que me obliga a ir a una playa soleada al menos una semana al año. Todo lo dejo en sus manos. Ella decide cuándo y dónde y al terminar el periplo le pago la mitad sin rechistar. Un apartamento prestado fue la excusa y allí permanecimos casi una semana intentando encontrar un paraíso inexistente. En el reino de la gerontocracia solo había abuelos y nietos. Playas calmadas de aguas tórridas que me ven aparecer a la hora del baño y de las que me despido media hora más tarde, hacen disfrutar a mi pareja que busca el sol sin otro pretexto que sentir su cálido abrazo. Unos precios extrañamente suaves nos permitían el exceso diario de un buen restaurante pero el tedio generalizado de un lugar habitado por reumáticos sólo cuenta con el atractivo de su clima templado y una brisa refrescante que invita a la meditación trascendental mientras cuentas los días que faltan para volver a la rutina.
Ya en casa, empiezo a ponerme al día. En las noticias, otro episodio de violencia de género, esta vez, en mi calle, a cincuenta pasos. Muchas veces clavó el cuchillo ese demente. Hoy no estoy de humor para risas. Otra vez será.
26 comentarios:
Uy, la primera esta vez... he leído tu periplo vacacional tan intenso (de norte a centro y ¡¡¡¡a Santa Pola???? Santodiosbenditoooo :op) y veo que lo has aprovechado al máximo.
Debo decirte que he leído también tus post sobre tus vacaciones del año pasado y luego otros post, y otros que no había leido... así me he pasado la tarde hasta ahora! ha sido un placer! Y es por esa razón que te perdono eso de que has visitado la pija... digo... la bella Donosti y su Semana Grande, que también merecen la pena claro pero que, como dice mi amiga Marcela na que ver chancho en misa(ya sabes lo que opino yo sobre Bilbao y su semana grande, no? jeje).
Y en cuanto a esos pueblos de Castilla Leon... sé de que hablas, es otra fauna, otra cultura, a mi a veces me da la sensación de entrar en un agujero negro y ser abducida por otra realidad que es amable pero ¡tan extraña! Una pregunta de cotilleo, ¿sigue abierto el Restaurante Chino o lo han sustituido por un Burrikin?
Un abrazo grande, compañero y me encanta que vayais regresando
¡bienvenido! esperaba tus letras
sólo una pregunta ¿descansaste?
cariños,
Pues si que han sido unas vacaciones completitas, nooo??
Dentro justo de una semana estaré yo allí...en Segovia, digo. Por fin llegan mis necesarias vacaciones (una semanita solo!), y nos vamos de ruta por el centro (Cuenca, Segovia, Avila, Toledo..). Alguna recomendación??jajaja
Besos y espero que tu vuelta a la rutina sea leve.
Buenas I.,
¡buenas vacaciones te has pegado! Me ha encantado cómo cuentas la parte de Alicante; yo tengo un pacto así con mi respectiva, la pena es que no es sólo de 1 semana.
Abrazos y buen reencuentro con la realidad. Am
Vaya vuelta a casa más horrorosa...lo siento. De tus vacaciones me hubiera gustado acompañarte a Donosti (a pesar del culo peludo)...y sobre todo a Segovia...adoro Castilla...yo he ido mucho a Sanabria, y siento cada una de tus reflexiones como ciertas...el acomodo al silencio y al paso lento del tiempo...Por cierto... a tí no te preguntan eso de ¿cuando has venido? y cuando te vas?...jejje, es la primera pregunta obligada en Sanabria jejjee
Besos...precioso escrito
Avellaneda: No es normal que viaje tanto, y menos en coche, pero esta vez surgió así. Tengo una gran deuda con Bilbao y pienso aprovechar un puente para visitarlo con calma. Se de los piques entre ambas ciudades. En cuanto a posts pasados, aquellos del verano anterior eran los últimos que iba a escribir después de algunos meses sin lectores. Luego la cosa mejoró y aquí sigo.
Lo del Chino...Ni pajolera idea. Lo que si te puedo asegurar es que en Sanse no hay burrikin. Lo sé porque un niño se empeñó en en ir a un burger y el padre comentó que allí solo había Mac Donalds.
Besos
Caramelo: Si y no. Mis vacaciones no son para descansar sino para disfrutar y eso requiere algunos esfuerzos.
Besos.
Xiketä: Creo que has elegido bien. Cuenca es fantástica, Toledo una maravilla de arriba a abajo, Segovia es la que tiene mejores panorámicas y la más paseable. En cuanto a Ávila..le han dejado muy bonita pero ya sabes lo mal que nos llevamos los vecinos. Jaja. i quisieras comer un buen cordero en Segovia capital te recomiendo Mesón Maribel, muy cerquita del acueducto. (Al lado del Hotel Acueducto). Reserva antes y disfruta.
Besos.
Andrés: La verdad es que la zona no da para mucho. Los compromisos están para cumplirse pero no se aguantaría más de una semana de chapoteo y chiringuito.
Fuerte abrazo.
Mangeles: Para disfrutar San Sebastián es necesario llevar pasta porque es caro. HAce años que no voy a Sanabria pero guardo un buen recuerdo. Segovia es una preciosa ciudad a la que voy al menos una vez al mes pero al cabo de unos días me satura. A mi no me hacen esa pregunta porque soy de allí, pero la he oído preguntar a menudo.
Besos.
¡Bienvenido! Ya tenía ganas de verte. Como siempre, tus descripciones me teletransportan a los años de mi infancia, cuando vivía en Madrid y los viajes domingueros se limitaban a la parte castellana. Sanse no lo conozco, y creo que ya va siendo hora. Santa Pola sí, no sé si por desgracia, porque me bastaron quince días en amistosa hermandad con una vieja amiga de allí, para elegir desde entonces cualquier otro punto de España para nuestros encuentros.
Lo del culo peludo siempre pudo ser peor. A una de mis amigas, un culo en cuestión, le pidió restregón de manteca solar por toda una anatomía de desagradecida cuarentena a lo que la susodicha, muy moderna ella, accedió sin complejos con tal de no ser inmortalizada para el ¡Hola!. Cosas de la playa.
Un abrazo y espero verte de nuevo. (Creo que ahora me toca a mi)
Hola belleza. Te dio para mucho el verano! Lástima que cuanto más profunda sea la desconexión, más brusco resulte el regreso...
Besotes y bienvenido!
Carmen: Bienhallada. ¿Que no conoces Sanse? Prepara un puente y marcha corriendo. Veo que coincidimos en lo de Santa Pola. No es que esté mal, lo que pasa es que pensaba encontrarme con algo más animado. Así me gustan las amigas, sin pudores. Lo mismo extienden la nivea en un maduro culo que van al chiringo a por cervezas y las trae en las copas del sujetador porque no le caben en la mano.
Pues eso, que besos y nos seguiremos viendo.
Espero la continuación mañana mismo.
Zafferano: Si que he recorrido unas cuantas millas. Lo de la conexión-desconexión os pasa a los que trabajáis por cuenta ajena. Yo conecto sin ansiedad porque si me pongo ansioso la cago y no cobro.
Besos guapa.
Insitgador,
la pregunta sería más bien si alguien razonable aguantaría más de 7 días de chapoteo y chiringuito en sitio alguno, por magnífico que fuera. Abrazos, y gracias por tu comentario de hoy, que contestaré en breve ;) Am
Crisis, ¿qué crisis?. Enhorabuena chaval, disfrútalo
El comentario anterior fué suprimido por barbaridad subconsciente. Los que habitamos sumidos en la gerentocracia, vivimos vacaciones programadas por los servicios autonómicos de salud de nuestros mayores. Envidia sana y un abrazo.
Andrés: para un tipo de secano como yo, a week a year is more than enough.
Abrazos.
Amigoplantas: Gracias por la visita. Disfrutaré, no lo dudes.
Saludos.
Mera: creo que tu has disfrutado bastante. Es posible que tengas un parón biológico, pero la vida es así.
Seguiremos en contacto.
Bienvenido Insti,
Muy completas las vacaciones, de esas que parecen bien aprovechadas, y con momentillos memorables :)
un abrazo :)
A mí también me gustan las "anchoas perfectamente depiladas".
Muchas gracias Instigador. Aunque aclarara lo de las tortugas, seguiría teniendo un embrollo muy cojonudo, jajjaja.
¡Menudo culebrón q estoy contando en la casa de al lado!. Eso es una auténtica invasión de BLOG… Empiezo a aburrir a las ovejas… pero la historia es verdadera, te lo prometo…
Busco respuestas y consejos pero cuando termine tb admito cachondeo (sólo del anónimo, de ella no por favor). ¡Reírse (incluso de uno mismo) es de las pocas cosas buenas q tiene la vida!. ¿No crees?
No hay nada más cómico q hablar en serio de algo cómico
Ni nada más serio q hablar de algo cómico en serio
Ahora a lo mejor un día hablas en serio de algo q para ti debería resultar cómico… ¿O triste?... No se… ¡MENUDO LÍO! Bueno…
Has tenido unas buenas vacaciones, veo q en tu casa no hay crisis… Te felicito
Samuel: Bienvenido. Vacaciones completas, pero demasiado largas para mí. Sigo deseando que abras un blog donde nos muestres tu hábil prosa sin connotaciones políticas. Sería un puntazo.
Saludos.
S.C.: Me gusta tu manera un tanto petarda de hacer propaganda de tu libro. Eso de las visitas guiadas por El Redentor y visitar la churrería y el quiosco como lugares de peregrinación no tiene precio.
Saludos.
Anónimo: Permíteme que sea un poco cabrón, ya que este es mi sitio. La invasión al blog de Avellaneda en la sección comentarios me parece inapropiada. No porque tu historia no interese, pero me parece que no es el sitio adecuado. ¿Mejor un mail? ¿Quizás abrir un blog que eso es barato?.
Con todo y eso, bienvenido.
Saludos.
:) Es que no se si te refieres a otro distinto del que ya abri hace meses...y te lo comente en un comentario, por eso no te insisto en que me visites, porque si mezclo posts de politica y otras cosas, y dudo que te guste...
Pero estas enlazado!! :)
Por cierto Instigador, muchas gracias :o)
Bss majo
Avellaneda: Supongo que es un admirador de tu talento un poco despistado en esto de los blogs. No tiene importacia.
Besos
Yo, que estoy recién regresada, leo tu post deleitándome en cada frase, porque tienen la calidez del descanso, de los días bien disfrutados y en la mejor compañía.
Y, además, qué bien escribes, majo...
Un beso.
Es una manera amable de verlo si... bss
Impresionado (tirando a exhausto) por su agenda vacacional, reflexiono acerca de mi querencia por la rutina; esa que disfruto casi permanentemente. Mis cosas, mis sitios, son una apuesta segura, aunque a veces, también me seduce perderme en otros lugares, aunque eso sí, con poca gente. Vicios de ermitaño. Estoy feliz de mi soltería; creo que moriría nada más acercarme a Santa Pola en verano.
Este post parece un diario en vez de una historia. Pero está bien escrito. Lo único el final que es supertriste.
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