martes, 12 de junio de 2007

LOS HOSPITALES

La sanidad pública Española es una de las mejores del mundo. La razón principal es que atiende a todo el que lo necesita. En muchos países del mundo, solo aceptan a enfermos con la correspondiente tarjeta sanitaria. Si no la tienes, inmediatamente te informan del precio de los servicios y los tratamientos y si no dispones de dinero te envían a centros de salud de misericordia donde no pagas, pero la atención deja mucho que desear por falta de presupuesto.

En España eso no sucede. Cualquiera puede acudir a la sanidad pública y será atendido. El enfermo es lo primero. El que tengas, o no, derecho asistencial es un tema que se tratará después de haber recibido el alta.

Centros de Salud, Centros Especializados y Hospitales son la red sobre la que se teje el sistema sanitario, pero es en los hospitales donde la sanidad pública mejor demuestra su alta calidad asistencial.

Hospital viene de hospitalidad. También lugar de tratamiento y curación de enfermos. Es sinónimo de buen hospedaje. Para mí es un lugar lleno de batas. El personal sanitario la lleva verde, el subalterno la usa blanca y los enfermos la llevan…la llevan de cualquier manera menos tapando el cuerpo, que manda carajo con la bata de los pobres malitos. Es un trapo que no tiene botones y se abrocha por detrás con una cintita. Si te cubres solo con ella, por delante sienta bien, algo parecido a una chilaba moruna de cuello a pantorrillas, pero por detrás es diferente. Si te cubres solo con ella dejarás al descubierto la espalda alta, la espalda baja y y las piernas. No tapa nada. Sales al pasillo con tu botellita de suero subida a un palo y te dice un compañero de planta.

- Orencio, vaya culo blanquito que se te ha puesto en este hotel. Sube al solarium, hombre que se te pondrá morenito y te mejorará la vista.

- El ojo del culo ni lo nombres, que tengo las almorranas cabreadas, muy cabreadas.

Y es que hay enfermos que les miras y no parece que lo estén, todo el día fisgando y dando la matraca con su particular sentido del humor. Entran en tu habitación y te dicen.

- Soy el vecino de la ciento cuarenta y cuatro, raiz cuadrada doce. ¿Como está el operado esta mañana?

Y tú con cuatro sueros, mascarilla de oxígeno, y el estómago revuelto le dices.

- Como una rosa, mariconazo.
- ¿Cómo?
- Que me duele el bazo.
- Ten cuidado, que aquí se coge de todo, catarros, infecciones, neumonías, y mi compañero de cuarto ha pillado unas ladillas.
- ¿Las traería puestas, no?

- Según el, no. Pero no hay problema. Ya le he afeitado el peluquín y le he dado un esprai para matar cucarachas , que el barbero tenía un moscoso y a ver quién aguantaba un día con semejante riesgo.

Y se rasca los cataplines delante de ti.

- Anda, lárgate de aquí, guarro, asqueroso.

Y así van pasando las horas y los días mientras sueñas con que te den el alta.

Las enfermeras y auxiliares son el ángel de la guarda del paciente, siempre con unas palabras de aliento y una sonrisa en la boca.

- Como está hoy, Orencio.
- Agua.
- Orencio, que no puede beber, que acaba de salir de la UCI y tiene una raja de dos palmos en el estómago.
- Tengo Sed..
- Pues saliva, hombre, saliva.

Y tú piensas, si pudiera salivar ya notarías frescor en un ojo, tirana. ¿Qué mal me puede hacer un poquito de agua?

La cama es fundamental para el bienestar del enfermo. Está estudiada ergonómicamente para su confort y se mueve con un mando que nunca debería estar en poder de los familiares y las visitas.

Te encuentras cómodo, con el cuerpo estiradito y con esa cara de sádico que se te pone cuando escuchas a jimenezlosantos y llega tu mujer y te dice.

- Te voy a subir un poco la cabeza, que te pasas todo el día adormilado.
- Estoy bien así, maricruz.
- Nada, nada, te voy a incorporar un poco que luego no duermes y me das unas noches...Y voy a levantarte las piernas antes de irme a comer, que no quiero que se te hinchen de estar ahí.. tumbadazo.

No hay nada que hacer. Te deja hecho una V, se te concentra la sangre en el culo y se te ponen las hemorroides como morcillas de La Marciana. Y tu piensas, me voy a ciscar en tus muertos. No, mejor otra cosa que no sea cagar que solo de pensarlo me acojono.

En la vida normal, antes de tomar una medicina siempre se lee el prospecto, fundamentalmente donde dice contraindicaciones. Nefritis, colitis, gastritis, en ocasiones sube los niveles de fenilfedrato, en algunos casos, aumento de la líbido, BIEN, Tómese con precaución en pacientes con Hipercolesterolemia, YO, niveles elevados de ácido úrico, YO, propensión a los gases y malas digestiones, YO TAMBIEN , y te tomas la pastilla a co jo na di to. En los hospitales no. Te dan un vaso con diez o doce pastillas de todos los colores y te dicen.

Orencio, la medicación. Tómatelas todas, despacito, no te atragantes.

- Agua.
- Que no puedes tomar agua. Trágalas despacio, sin prisa.
- Las pequeñas, puede, pero es que hay dos del tamaño de un judión de la Granja.
- Trágatelas, ¡valiente!

Así pasa, que sales del hospital y con un buchito de zumo te puedes tragar sin esfuerzo las albóndigas de tu suegra, gordas y secas como un huevo de buitre.

Pero lo que un enfermo espera con ansiedad es la visita de los médicos. La ansiada anunciación del mañana te vas a casa, del se acabaron las visitas que no visitan, sino alborotan, de la pescadilla sin sal, de la familia que te trae bombones que se reparten, glotones ellos, sabiendo que no los puedes comer y que te regalan libros de autoayuda como, PODER MENTAL. TECNICAS DE AUTOCURACION, que si antes hubieras seguido los consejos del manual, en vez de estar una semana en la UCI con una enfermera a tu lado habrías estado en coma, acompañado por el cura del hospital, listo para darte los Santos Óleos. Por supuesto, todavía queda una larga estancia. Llegan los galenos, miran un cuadernito, te preguntan como estás, respondes, MAL, llama a la enfermera y le dice. Quita el fluorado y deja el salino. La expronixina la pasas de cuatro a dos y la refibrina la aumentas 10 miligramos. Todo en un minuto. Sale la procesión de la habitación y te quedas pensando. O son semidioses que todo lo ven en segundos o no me hacen puto caso y al final llegas a la conclusión. Son gente muy preparada, si no han estado más tiempo es porque me encuentran bien, es una buena noticia, o no. Nunca se sabe.

1 comentario:

maría mariuki dijo...

¡¡Qué mal trago es estar enfermo!!. Pero bueno, menos mal que hay hospitales públicos.