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lunes, 14 de mayo de 2007

Los Despistados

La mayoría de los despistados somos gente normal con la cabeza en otro sitio. Utilizamos el cerebro para pensar pero vamos por la vida con el coco lleno de ideas que nos impiden centrarnos en hacer las cosas correctamente. Es la falta de concentración en lo concreto la que nos hace olvidarnos de las cosas, equivocarnos de sitio o desorientarnos, extraviar objetos y en definitiva, como habitualmente nos llaman nuestros allegados, ser un desastre. ¡ Eres un desastre. No se te puede mandar hacer nada ¡


Nosotros, que no somos conscientes de nuestros despistes hasta que nos damos cuenta de que, de nuevo, hemos fallado, atribuimos nuestra debilidad mental a falta de memoria, a la necesidad de fósforo para el cerebro y a cualquier motivo físico que nos exima frente a nuestros continuos fallos. Para el resto de la gente es únicamente una cuestión de no priorizar las cosas en su justa medida. Por ejemplo, no se puede salir de casa sin revisarse los bolsillos para asegurar que tienes las llaves; si vas a comprar el pan y el periódico, ir primero a la panadería y al kiosco en vez de entrar en una farmacia a comprar pastillas para los gases, o si vas al médico a por unas recetas, confirmar al salir de la consulta que nos las has dejado en la silla vacía contigua a la tuya.

Paso a relataros algunos de los despistes más preocupantes, por las consecuencias que hubieran podido tener, que me han sucedido desde que recuerdo.

En un viaje a Marruecos, visité una mezquita. Después del obligatorio descalzamiento y de disfrutar de un recinto con nula ventilación, poca luz y gran afluencia de personal islámico barbudo y a retambufa, quedé mirando sus arcos y sus colores y me pareció artísticamente muy interesante. Terminamos la visita y como no confiaba en la gastronomía local había llevado mis viandas propias para alimentarme hasta la cena. Llegó la hora del almuerzo y no encontré mi bolsa. La había dejado olvidada en la mezquita. Mi primera intención fue ir a recuperarla, ya que estaba cerca, pero enseguida cambié de opinión y me decidí a ir muy deprisa al sitio más alejado del templo. Mi almuerzo era un bocadillo de jamón ibérico y una coca cola. Si alguno de los bereberes lo hubiera abierto estaría en un estado de síncope al haber profanado su santo lugar con mi bocata de jalufo prohibido e infiel. Y eso me pasa por tener una mujer de Salamanca, que siempre que viajamos se empeña en que no falte jamón de Guijuelo en nuestros desplazamientos.

La falsa confianza es otro de los motivos del despiste. Tu confías en tus posibilidades, pero las posibilidades no confían en ti. Recuerdo que tuve que ir a una clínica a que me hicieran una prueba. En un macrohospital como los que hay en Madrid, las indicaciones son siempre confusas.

- ¿Me puede Vd. Decir dónde hacen las ecodopler?
- Su santa madre. ¿Y eso lo hacen en los hospitales? Por el nombre bien podría ser que vd. necesita un acople. Vaya a un puticlú, buen hombre que se lo hacen en un momento.

Después de recorrer la planta, fui a un punto de información donde me indicaron que siguiera una línea amarilla y me parara en una sala de espera con un cartel que rezaba "Diagnóstico por Imagen".

Tú buscas en el suelo la raya amarilla sin obtener resultado, hasta que después de varios minutos, alzas la vista y la ves en la pared. Línea amarilla, otra azul, otra roja y otra verde, todas en la misma dirección. Comienzas a andar recordando, diagnóstico por imagen, diagnóstico por imagen, diag… Pasillo, giro a la derecha, pasillo, giro a la izquierda, la roja ya no está, caminas, diagnóstico por..

Perdone, me para un abuelete,

- ¿Sabría decirme donde hay un lavabo?, que llevo diez minutos buscando y me lo voy a hacer.
- Pues si le tengo que indicar yo, se lo hace seguro. Disculpe pero no soy de la casa. Cuando vea a alguien con bata, pregunte.

Y seguí mi camino recordando, y escuche un cuesco a lo lejos. El abuelo no ha llegado. seguí, distribución de imagen, no, disminución por imagen, no me suena, y olvidé por completo el nombre. Seguí andando, pero la línea no era para mi cerebro la primera prioridad, era el maldito nombre que no podía recordar. Me di cuenta de que algo iba mal cuando llegué a la lavandería. Me recomendaron desandar doscientos metros y media hora después encontré el lugar de la prueba. Tras leer el informe médico pensé que hubiera sido mejor idea realizar un acople aunque fuera con sarita montiel.

Todo el mundo hablaba de lo mismo. Aquella escultural rubia, como se llamada.. , si aquella de la película Nueve semanas y media. Que si magnífica, que si buenísima, la actriz claro. Total que la tenía que ver. Vi a lo lejos un cartel que la anunciaba y no lo dudé. Entré y salí escopetado a los dos minutos. Ví en ese corto lapso de tiempo más carne y más fluidos que en la serie de Grison en tres temporadas. Era evidente que me había equivocado. Al salir y ver el cartel me quedé de piedra. La película era Nueve ninfómanas y media, que digo yo quién habría engañado a la minuscula "media" para hacer esas escenas. El cine era, por supuesto una sala X.

Intentar abrir el coche hasta dejar la llave rota dentro de la cerradura para a continuación darte cuenta de que no es tu coche, echar una carta con destino a tu padre con un décimo de lotería de navidad y al llegar a casa notar que conservas el décimo pero echas en falta un billete de cien euros y calzarte unos vaqueros pensando que has engordado mucho cuando los pantalones que te estás poniendo son de tu mujer, son esas cosas que nos suceden a los despistados. Pero no todo el mundo que distrae, falla, olvida o yerra pertenece al exclusivo club de los despistados.

Parece que la tan famosa Pantoja ha pisado el calabozo, acusada de no justificar un millón doscientos mil euros. Doscientos milloncejos de las de antes. El tema está claro. A una mujer acostumbrada a manejar cantidades ingentes de dinero, doscientos kilitos se le escapan de las manos. Si esta mujer cobra por concierto, pongamos cincuenta mil euros, en 24 bolos se hace con la cantidad no justificada y a una folclórica tan querida, con tanto trabajo. 24 conciertos no son nada. No os extrañe que se le olvide. Ahora que se le ha advertido del error, ruego a las autoridades que se lo perdonen, coño, que no tiene mala intención, y que si por esas fechas no daba tantos conciertos y el dinero es de procedencia dudosa, que no duden, que será de procedencia honesta, o no. No lo se, pero pelillos a la mar, que tiene que pagar las putas de su chico y tropecientos chalés.

Un futbolista que gana un huebillón de euros, que puede dar pataditas a una pelota cientos de veces sin que toque el suelo, que se la coloca en la nuca, que la pega con los hombros va y falla un penalti. No cuando el portero lo para, que eso es un acierto del de los guantes sino cuando lo envía dos metros por encima de la portería. Dicen que un error lo comete cualquiera, que el fútbol es así, que el estrés de la competición. Jopé, es que una portería vista desde el punto de libre directo es muy grande y ese señor es un profesional. Si un cirujano opera un estómago y mete el bisturí 20 centímetros por debajo, le organiza una escabechina al enfermo de tres cojones,nunca mejor dicho, y nadie dice que la cirugía es así, que errar es humano, y que es comprensible que estuviera nervioso porque a su hijo le hubieran suspendido sociales. Si los jugadores tuvieran una sanción económica grave por cada penalti fallado seguro que se lo pensarían dos veces antes de mandar el balón a la grada.

Hace poco a un ilustre juez de cuyo nombre no puedo acordarme, dejó sin firmar un papel necesario para que un delincuente muy peligroso siguiera en prisión hasta el día del juicio. Me refiero al día del juicio del delincuente, no al día del juicio final que es lo que debería estar semejante personaje en prisión. Ha sido un olvido. Pido perdón a la ciudadanía, pero tengo tantas cosas en la cabeza que se me pasó. La repera. Es algo parecido a lo que sucedería en el caso de que un patrón cerrara una nave congeladora el Viernes y al volver el Lunes se percatara que había dejado dentro a tres currantes. Vaya fallo que he tenido. No se preocupen que corro con los gastos del sepelio, pero no los incineren que eso me costaría un huevo, hasta que se descongelen y prendan....

Y de política no hablo que estamos en campaña, pero lean y miren, que entre lo de Marbella, Ibiza, fondos reservados, forum y afinsa, financiación de partidos, terrorismo de estado, la fiscalía general, la abogacía del estado, los batasunos, lo de Irak y que mi banco me sigue cobrando comisiones por todo, vamos por buen camino. Todos son errores de planteamiento, fallos garrafales, olvidos imperdonable, pero a la ciudadanía nos lo presentan como algo inevitable, necesario, bueno para nosotros aunque no lo entendamos de momento y demás patrañas. Así está el personal, harto de todos los mandamases mundiales que no hacen otra cosa que complicarnos la existencia. Con lo fácil que es cambiar las cosas a mejor. Mejora de la educación, motivo principal. A por ello. Cueste lo que cueste. Temas accesorios, si hay presupuesto, adelante, pero si no, todo puede esperar.

Ya lo dice el tango. Siglo XXI cambalache, problemático y febril, que el que no roba no mama y el que no afana es un gil. Puede que no sea exacto del original, pero ya se sabe que los despistados tenemos mala memoria. O no tan mala. Sinceramente no lo se.

El instigador.