Hace días que no publico y no es porque no haya escrito. Lo he hecho, mucho. Y malo.
Tres historias están atoradas en mi cabeza sin asomo de solución o mejora. No consigo continuarlas ni adaptarlas al formato de relato corto y no dan de sí para un cuento, pero no pienso rendirme a mi inutilidad y volveré sobre ellas porque debo ser un tanto obsesivo. Cuando me pongo delante de la pantalla, sobre el teclado negro, me enfrento a una idea absurda o a un título, nada más. A partir de ahí todo va surgiendo, toma forma a trompicones y termina como empezó, de la nada. Es por ello que la improvisación y la indolencia son mi fuente de inspiración y mi forma de escribir, todo al voleo, como las semillas sembradas a mano o las equis de la quiniela porque no entiendo nada de fútbol.
Y así al voleo, empiezo este post, escribiendo al son de mis pensamientos, sin rectificar, según me sale. Pensamientos fugaces al compás de Shubert.
La actualidad de estos días me ha dejado un amargo sabor de boca. El peregrinaje de nuestro presidente intentando acudir a la reunión del G20 suplicando un sitio que le corresponde y la poco acertada postulación de nuestro campeón Fernando Alonso para conseguir un puesto en Ferrari. La nación implorante.
España debe estar presente porque es la octava potencia del mundo y creo que Bush lo sabe. También pienso que estaría invitada si nuestro representante fuera otro. La retirada apresurada de las tropas en Iraq y la ofensa en el desfile donde no se levantó al paso de su bandera han calado hondo en la patriótica retina de los Yanquis y a nuestro boss no se lo han perdonado, ni se lo perdonarán, por muy cambiante que sea la política exterior de los USA con su nuevo presidente tostado y demócrata. Lo que más me impresionó de la ciudadanía de aquel país fue su fervor reverente a su bandera y sus símbolos. En cualquier estadio, se juegue a lo que se juegue, comienzan con el himno, la gente se levanta y algunos alzan la mano al pecho mientras cantan su himno. Es esa deshonra, ese nimio detalle, lo que hace que Zapatero sea un apestado para los norteamericanos. Ya sabes para otra, José Luís, No hace falta que lo sientas, te vale con el paripé.
Como amante de la Fórmula 1 desde los tiempos en que repostaban con regadera, he encontrado, como muchos, un nuevo aliciente con la llegada de Alonso al circo. Es un gran piloto, bicampeón con una escudería de segunda con la que defenestró al gran Schumacher, pero declara su amor a Ferrari, manifiesta su intención de favorecer a sus pilotos sin darse cuenta de que allí no le quieren. Le ofrecieron el puesto de probador, aceptó, pero Briatore, su padre putativo, le consiguió a última hora un puesto en Minardi, aquella gran mierda y les dejó plantados. Al igual que ZP, mientras la dirección de Ferrari siga en manos del Sr. Montezemolo, Alonso no tendrá un volante, excepto por una debacle improbable o una inyección astronómica de un patrocinador español.
Un presidente de un país como España y un piloto fantástico como Alonso no deben ir suplicando un puesto que les corresponde por méritos pero que han perdido por su falta de tacto. El primero debe demostrar su valía aquí, ofreciendo un nuevo impulso a la preocupante situación económica con medidas eficaces, si es que sabe, y el segundo, con lo que tenga a mano, intentar ganarles con su maestría. No es necesario estar en el G20 para que España sea tenida en cuenta ni a Ferrari para ganar otro mundial. Que les den.
Para finalizar, el discurso del perdedor Mc Cain.
- Obama, tío, ayer eras mi contendiente. Hoy eres mi presidente. Trabajaremos juntos para mejorar este país.
Igualito que aquí. Eso sí que me da envidia cochina de la mala.
Se me han terminado la quinta sinfonía y el rollo. Disculpen las molestias.
jueves, 6 de noviembre de 2008
domingo, 26 de octubre de 2008
LA PRIMERA VEZ
Comenta el presidente Cántabro, Revilla, que su primera vez fue con una prostituta como el noventa por ciento de los españoles. Esa declaración me ha conmovido no por descubrir que era putero, sino porque me produce una balsámica sensación de bienestar comprobar que se puede ser político y seguir siéndolo aún habiendo cometido el pecado de estrenarse en un lupanar y chulear por ello. El ínclito Bush que coqueteó con el vodka y los hilarantes canutos reniega de su pasado yeyé y así le pasa; le ha quedado en la jeta el rictus almidonado de un agente funerario que disfruta más en una sala de autopsias que elevando el espíritu con una buena botella de bourbon.
Si bien, la hazaña de Revilla, por importarle un bledo el qué dirán me ha reconciliado con la parentela política, también me ha hecho pensar y he llegado a la conclusión de que yerra en el porcentaje. Miro a mi alrededor y descubro que ninguno de mis amigos de entonces se inició en el sexo ahuecando el bolsillo sino tras una larga peregrinación para acompañar a las chicas al portal de su casa donde se conseguía un seco beso neumático, un roce en la cumbre y un par de hostias sin posibilidad de devolución, si el padre andaba al acecho.
Domingo fue el primero. Delgado como un palo, eligió o fue elegido por una chica de gran estructura mollar y carnes tan abundantes como furores sufría. Lo que relató Domingo después, no quedará en los manuales de cine porno como ejemplo de escena a filmar pero si valdría si hubiera uno dedicado al ridículo. “Si no hubiera sido porque tenía el nivel de testosterona más elevado que el de alcohol en sangre, no me habría atrevido con semejante hembra. Cuando decidí que era el momento, me sentí como si fuera un practicante poniendo una inyección en un inmenso culo. La fuerza hipodérmica de mi virilidad hizo hueco pero no sabría decir si atinó o encontró acomodo en algún pliegue. Duró poco, muy poco y salí corriendo no fuera a pedirme que a cambio de la frustración que denotaba su cara me pidiera para saciar su ansiedad una caja de donuts.”
Modesto fue más previsor. Se ligó a una recién llegada que tenía escrito en las bragas el certificado de penales. Varios reformatorios le habían proporcionado la cultura necesaria para falsificar recetas lo que la convirtió en un laboratorio ambulante. De las centraminas para estudiantes a los embriagadores valium, ofrecía un amplio catálogo de psicotrópicos para cualquier ocasión. Pero la moza no quería perder la virginidad en un coche y así pasaron un tiempo de lote en lote. Recuerdo con verdadera angustia las orquitis con las que Modesto llegaba a casa para arrimarse al playboy y pernoctar en el baño a base de manoletinas. Cuando ambos tenían cumplidos los dieciocho alquiló habitación en una pensión del extrarradio a la que llevó a aquella mezcla de Al Capone y Mata Hari. Los amigos esperábamos en el bar el resultado de la faena y hacíamos apuestas sobre la cantidad y calidad de los embites. Llegó Modesto con carita de pollo y entre los abucheos conseguimos que dijera unas palabras. “Estuvo bien, bastante bien, pero el puntillo que me doy yo a las pajas es insuperable.”
Con esos antecedentes el panorama se me volvió de color gris, como los calcetines. Andaba yo chingoleando con una muchacha muy mona que pensaba que la virtud estaba en llevar blancas las bragas y que lo que sentía en medio del magreo no era otra cosa que el calor del rozamiento. Cuando mi habilidad permitió que el sofoco diera paso a la entrecortada respiración de un asmático, decidimos probar. Como buen chico que era y teniendo asegurada la satisfacción, procuré dedicarme a ella y conseguí buenos resultados en el calentamiento. Había que conseguir el empate y que el árbitro pitara el final con la misión cumplida. No hubo prórroga. Cerré los ojos y acabé cuando oí sus gemidos. Satisfecho la miré y vi su rostro contrariado. Le pregunté si le había gustado y apartándome con las piernas dijo. "Si gritaba, gilipollas, era porque me estabas clavando el codo en una teta."
Con este muestreo, uno de cuatro, la teoría de Revilla falla. La proporción de los que han perdido la virginidad en un putiferio es como máximo de un venticinco por ciento, y seguirá bajando.
Si bien, la hazaña de Revilla, por importarle un bledo el qué dirán me ha reconciliado con la parentela política, también me ha hecho pensar y he llegado a la conclusión de que yerra en el porcentaje. Miro a mi alrededor y descubro que ninguno de mis amigos de entonces se inició en el sexo ahuecando el bolsillo sino tras una larga peregrinación para acompañar a las chicas al portal de su casa donde se conseguía un seco beso neumático, un roce en la cumbre y un par de hostias sin posibilidad de devolución, si el padre andaba al acecho.
Domingo fue el primero. Delgado como un palo, eligió o fue elegido por una chica de gran estructura mollar y carnes tan abundantes como furores sufría. Lo que relató Domingo después, no quedará en los manuales de cine porno como ejemplo de escena a filmar pero si valdría si hubiera uno dedicado al ridículo. “Si no hubiera sido porque tenía el nivel de testosterona más elevado que el de alcohol en sangre, no me habría atrevido con semejante hembra. Cuando decidí que era el momento, me sentí como si fuera un practicante poniendo una inyección en un inmenso culo. La fuerza hipodérmica de mi virilidad hizo hueco pero no sabría decir si atinó o encontró acomodo en algún pliegue. Duró poco, muy poco y salí corriendo no fuera a pedirme que a cambio de la frustración que denotaba su cara me pidiera para saciar su ansiedad una caja de donuts.”
Modesto fue más previsor. Se ligó a una recién llegada que tenía escrito en las bragas el certificado de penales. Varios reformatorios le habían proporcionado la cultura necesaria para falsificar recetas lo que la convirtió en un laboratorio ambulante. De las centraminas para estudiantes a los embriagadores valium, ofrecía un amplio catálogo de psicotrópicos para cualquier ocasión. Pero la moza no quería perder la virginidad en un coche y así pasaron un tiempo de lote en lote. Recuerdo con verdadera angustia las orquitis con las que Modesto llegaba a casa para arrimarse al playboy y pernoctar en el baño a base de manoletinas. Cuando ambos tenían cumplidos los dieciocho alquiló habitación en una pensión del extrarradio a la que llevó a aquella mezcla de Al Capone y Mata Hari. Los amigos esperábamos en el bar el resultado de la faena y hacíamos apuestas sobre la cantidad y calidad de los embites. Llegó Modesto con carita de pollo y entre los abucheos conseguimos que dijera unas palabras. “Estuvo bien, bastante bien, pero el puntillo que me doy yo a las pajas es insuperable.”
Con esos antecedentes el panorama se me volvió de color gris, como los calcetines. Andaba yo chingoleando con una muchacha muy mona que pensaba que la virtud estaba en llevar blancas las bragas y que lo que sentía en medio del magreo no era otra cosa que el calor del rozamiento. Cuando mi habilidad permitió que el sofoco diera paso a la entrecortada respiración de un asmático, decidimos probar. Como buen chico que era y teniendo asegurada la satisfacción, procuré dedicarme a ella y conseguí buenos resultados en el calentamiento. Había que conseguir el empate y que el árbitro pitara el final con la misión cumplida. No hubo prórroga. Cerré los ojos y acabé cuando oí sus gemidos. Satisfecho la miré y vi su rostro contrariado. Le pregunté si le había gustado y apartándome con las piernas dijo. "Si gritaba, gilipollas, era porque me estabas clavando el codo en una teta."
Con este muestreo, uno de cuatro, la teoría de Revilla falla. La proporción de los que han perdido la virginidad en un putiferio es como máximo de un venticinco por ciento, y seguirá bajando.
martes, 14 de octubre de 2008
CENTRO DE DIA "DOMINGO MAMUERMO" (III)
De nuevo El Chutas a los mandos.
El Instigador otra vez ausente. Esta vez le ha dado por el poker online. Si bien, tirando con dinero ficticio, juega con la astucia de un conejo buscando tréboles, incordia a los contrincantes con la perseverancia de un topo excavando túneles y gana fichas con la misma facilidad con la que se despelleja los padrastros, todo cambia cuando tira de tarjeta. Pierde la fe en si mismo, se le descalabran los tríos y se le enciende la mirada hasta que sus ojos adquieren el color encarnado del culo de un mandril. Dice que prefiere gastarse los ahorros en algo divertido que esperar la comunicación de su banco anunciando la quiebra. Ya le dije que sacara los dineros del Tongo Bank y lo invirtiera en futuros del pasado, que eso no falla nunca. Ese fondo tiene una revalorización excepcional, no hay más que ver la cantidad de libros y películas que se siguen haciendo de los muertos del pasado y de los tiros de la guerra que tantos queremos olvidar de una maldita vez. Será en el XXII, si llega.
Ayer fue el aniversario del centro. Preparamos una fiesta con actividades, comida de hermandad y campeonato de escoba y cinquillo después de un discurso que en esta ocasión tuve que pregonar. Empezaba así:
Es nuestro deber, el mío y el de mis compañeros responsables del centro, mejorar la calidad de vida de los senior del centro, los amables ancianitos, los mayores que tanto hicieron por nosotros. Es hora de devolverles el cariño que repartieron, de curar sus llagas y ordenar su ocio para que llenen sus vidas con actividades saludables, a ellos, si a los ancianitos de mis entretelas….
En ese momento, desbordados por la emoción, empezaron a lanzarme claveles, varias bragas que para asegurar la distancia estaban rellenas de adoquín, algunos huevos y una latas de tomate frito que esquivé hasta que una de orlando impactó en mi tabique nasal y me produjo una hemorragia de emoción. Son como niños los putos viejos. No saben como demostrarme el cariño que sienten por mí y pierden los papeles porque las neuronas no les funcionan y actúan sin pensar. Yo les perdono, pero no olvido. Para mejorar su nivel cognitivo necesitan fósforo y pienso poner en las natillas cabezas de cerilla suficientes para que se les enciendan las luces. Todo sea por su bien.
Me curó la herida D. Celedonio Bullebulle Otrosí, abogado retirado pero en perfecto estado mental a pesar de sus noventa y cuatro años de los que ejerció solo tres por problemas con el régimen – pesar ciento setenta kilos con metro sesenta le dificultaba la asistencia a los juzgados- pero siempre anduvo entre legajos y sentencias. Ya jubilado obtuvo el título de bombero honorífico en Pastrana del Lumbrilla por sofocar a chorro de su mismo sifón el incendio en un brasero de cisco, lo que evitó una desgracia. Desde entonces, su mayor preocupación es la de obtener conocimientos médicos para auxiliar al prójimo en caso de emergencia. Yo no quería pero cedí a la cura porque es un plasta, un insistente y le canta el aliento como si comiera escarabajos peloteros con pelota y todo. Pensé que cerraría el pico de buitre mientras me curaba, pero no fue así. Entre la salsa y la sangre mi aspecto no era muy bueno, pero enseguida me dejé de preocupar cuando vi que Celedonio chupaba las gasas. Lo que digo siempre, mascullaba, a este tomate le sobra acidez y usted mírese el azúcar que como siga así se le van a garrapiñar las almorranas.
Aquello aumentó de volumen y me retiré a casa dejando en manos del destino los fastos del aniversario. Esta mañana he recibido un fax. Dice así.
Sr. Jeringa:
Deseamos de corazón que se ponga bueno. Sentimos el incidente y esperamos contar con su grata presencia lo antes posible. Como recompensa le hemos preparado una pequeña sorpresa. Dª Mercedes Pelonempecho hará un estriptis en su honor y los chicos del dominó le han preparado un bizcocho borracho muy especial.
Me temo lo peor.
Si esto no lo cierra la autoridad seguiré visitándoles, pero nada es seguro. Como dijo el gran escritor Paraguayo, Condominio Piscolabis.
Si tu corazón desborda felicidad, tabícalo, cholo.
Aurrevoir.
El Instigador otra vez ausente. Esta vez le ha dado por el poker online. Si bien, tirando con dinero ficticio, juega con la astucia de un conejo buscando tréboles, incordia a los contrincantes con la perseverancia de un topo excavando túneles y gana fichas con la misma facilidad con la que se despelleja los padrastros, todo cambia cuando tira de tarjeta. Pierde la fe en si mismo, se le descalabran los tríos y se le enciende la mirada hasta que sus ojos adquieren el color encarnado del culo de un mandril. Dice que prefiere gastarse los ahorros en algo divertido que esperar la comunicación de su banco anunciando la quiebra. Ya le dije que sacara los dineros del Tongo Bank y lo invirtiera en futuros del pasado, que eso no falla nunca. Ese fondo tiene una revalorización excepcional, no hay más que ver la cantidad de libros y películas que se siguen haciendo de los muertos del pasado y de los tiros de la guerra que tantos queremos olvidar de una maldita vez. Será en el XXII, si llega.
Ayer fue el aniversario del centro. Preparamos una fiesta con actividades, comida de hermandad y campeonato de escoba y cinquillo después de un discurso que en esta ocasión tuve que pregonar. Empezaba así:
Es nuestro deber, el mío y el de mis compañeros responsables del centro, mejorar la calidad de vida de los senior del centro, los amables ancianitos, los mayores que tanto hicieron por nosotros. Es hora de devolverles el cariño que repartieron, de curar sus llagas y ordenar su ocio para que llenen sus vidas con actividades saludables, a ellos, si a los ancianitos de mis entretelas….
En ese momento, desbordados por la emoción, empezaron a lanzarme claveles, varias bragas que para asegurar la distancia estaban rellenas de adoquín, algunos huevos y una latas de tomate frito que esquivé hasta que una de orlando impactó en mi tabique nasal y me produjo una hemorragia de emoción. Son como niños los putos viejos. No saben como demostrarme el cariño que sienten por mí y pierden los papeles porque las neuronas no les funcionan y actúan sin pensar. Yo les perdono, pero no olvido. Para mejorar su nivel cognitivo necesitan fósforo y pienso poner en las natillas cabezas de cerilla suficientes para que se les enciendan las luces. Todo sea por su bien.
Me curó la herida D. Celedonio Bullebulle Otrosí, abogado retirado pero en perfecto estado mental a pesar de sus noventa y cuatro años de los que ejerció solo tres por problemas con el régimen – pesar ciento setenta kilos con metro sesenta le dificultaba la asistencia a los juzgados- pero siempre anduvo entre legajos y sentencias. Ya jubilado obtuvo el título de bombero honorífico en Pastrana del Lumbrilla por sofocar a chorro de su mismo sifón el incendio en un brasero de cisco, lo que evitó una desgracia. Desde entonces, su mayor preocupación es la de obtener conocimientos médicos para auxiliar al prójimo en caso de emergencia. Yo no quería pero cedí a la cura porque es un plasta, un insistente y le canta el aliento como si comiera escarabajos peloteros con pelota y todo. Pensé que cerraría el pico de buitre mientras me curaba, pero no fue así. Entre la salsa y la sangre mi aspecto no era muy bueno, pero enseguida me dejé de preocupar cuando vi que Celedonio chupaba las gasas. Lo que digo siempre, mascullaba, a este tomate le sobra acidez y usted mírese el azúcar que como siga así se le van a garrapiñar las almorranas.
Aquello aumentó de volumen y me retiré a casa dejando en manos del destino los fastos del aniversario. Esta mañana he recibido un fax. Dice así.
Sr. Jeringa:
Deseamos de corazón que se ponga bueno. Sentimos el incidente y esperamos contar con su grata presencia lo antes posible. Como recompensa le hemos preparado una pequeña sorpresa. Dª Mercedes Pelonempecho hará un estriptis en su honor y los chicos del dominó le han preparado un bizcocho borracho muy especial.
Me temo lo peor.
Si esto no lo cierra la autoridad seguiré visitándoles, pero nada es seguro. Como dijo el gran escritor Paraguayo, Condominio Piscolabis.
Si tu corazón desborda felicidad, tabícalo, cholo.
Aurrevoir.
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