martes, 14 de octubre de 2008

CENTRO DE DIA "DOMINGO MAMUERMO" (III)

De nuevo El Chutas a los mandos.

El Instigador otra vez ausente. Esta vez le ha dado por el poker online. Si bien, tirando con dinero ficticio, juega con la astucia de un conejo buscando tréboles, incordia a los contrincantes con la perseverancia de un topo excavando túneles y gana fichas con la misma facilidad con la que se despelleja los padrastros, todo cambia cuando tira de tarjeta. Pierde la fe en si mismo, se le descalabran los tríos y se le enciende la mirada hasta que sus ojos adquieren el color encarnado del culo de un mandril. Dice que prefiere gastarse los ahorros en algo divertido que esperar la comunicación de su banco anunciando la quiebra. Ya le dije que sacara los dineros del Tongo Bank y lo invirtiera en futuros del pasado, que eso no falla nunca. Ese fondo tiene una revalorización excepcional, no hay más que ver la cantidad de libros y películas que se siguen haciendo de los muertos del pasado y de los tiros de la guerra que tantos queremos olvidar de una maldita vez. Será en el XXII, si llega.

Ayer fue el aniversario del centro. Preparamos una fiesta con actividades, comida de hermandad y campeonato de escoba y cinquillo después de un discurso que en esta ocasión tuve que pregonar. Empezaba así:

Es nuestro deber, el mío y el de mis compañeros responsables del centro, mejorar la calidad de vida de los senior del centro, los amables ancianitos, los mayores que tanto hicieron por nosotros. Es hora de devolverles el cariño que repartieron, de curar sus llagas y ordenar su ocio para que llenen sus vidas con actividades saludables, a ellos, si a los ancianitos de mis entretelas….

En ese momento, desbordados por la emoción, empezaron a lanzarme claveles, varias bragas que para asegurar la distancia estaban rellenas de adoquín, algunos huevos y una latas de tomate frito que esquivé hasta que una de orlando impactó en mi tabique nasal y me produjo una hemorragia de emoción. Son como niños los putos viejos. No saben como demostrarme el cariño que sienten por mí y pierden los papeles porque las neuronas no les funcionan y actúan sin pensar. Yo les perdono, pero no olvido. Para mejorar su nivel cognitivo necesitan fósforo y pienso poner en las natillas cabezas de cerilla suficientes para que se les enciendan las luces. Todo sea por su bien.

Me curó la herida D. Celedonio Bullebulle Otrosí, abogado retirado pero en perfecto estado mental a pesar de sus noventa y cuatro años de los que ejerció solo tres por problemas con el régimen – pesar ciento setenta kilos con metro sesenta le dificultaba la asistencia a los juzgados- pero siempre anduvo entre legajos y sentencias. Ya jubilado obtuvo el título de bombero honorífico en Pastrana del Lumbrilla por sofocar a chorro de su mismo sifón el incendio en un brasero de cisco, lo que evitó una desgracia. Desde entonces, su mayor preocupación es la de obtener conocimientos médicos para auxiliar al prójimo en caso de emergencia. Yo no quería pero cedí a la cura porque es un plasta, un insistente y le canta el aliento como si comiera escarabajos peloteros con pelota y todo. Pensé que cerraría el pico de buitre mientras me curaba, pero no fue así. Entre la salsa y la sangre mi aspecto no era muy bueno, pero enseguida me dejé de preocupar cuando vi que Celedonio chupaba las gasas. Lo que digo siempre, mascullaba, a este tomate le sobra acidez y usted mírese el azúcar que como siga así se le van a garrapiñar las almorranas.

Aquello aumentó de volumen y me retiré a casa dejando en manos del destino los fastos del aniversario. Esta mañana he recibido un fax. Dice así.

Sr. Jeringa:

Deseamos de corazón que se ponga bueno. Sentimos el incidente y esperamos contar con su grata presencia lo antes posible. Como recompensa le hemos preparado una pequeña sorpresa. Dª Mercedes Pelonempecho hará un estriptis en su honor y los chicos del dominó le han preparado un bizcocho borracho muy especial.

Me temo lo peor.

Si esto no lo cierra la autoridad seguiré visitándoles, pero nada es seguro. Como dijo el gran escritor Paraguayo, Condominio Piscolabis.

Si tu corazón desborda felicidad, tabícalo, cholo.

Aurrevoir.

miércoles, 8 de octubre de 2008

MALOS TIEMPOS PARA LA ÉTICA

Malos tiempos para la ética. Mi banco, el de siempre, tiene la deferencia de llamarme al móvil. Me ofrecen un depósito de alto interés por mi dinero, ese dinero que saqué para ingresarlo en otro que me remunera, además del mismo cariño de mierda, unos intereses que no me dan arcadas. Quieren recuperar mi dinero, su dinero según creen ellos, se sienten traicionados porque tuvieron la deferencia de concederme una hipoteca por un valor del veinte por ciento del precio de mi piso y me hacen el favor de atender mis recibos siempre que haya saldo, porque si no, no lo harían. Eso seguro.

Me enternece la propuesta de la señorita. Te igualo la oferta y la subo un punto. ¿Ahora? Si, hoy mismo si reingresas todo. Mira, muchacha, son ya veinte años. Demasiado tiempo sin noticias; seguiré pagando la cuota pero en ocasiones hay que tomar una decisión y decir ¡A la mierda!. Eres un cliente preferente. Suena en el auricular con la entonación de una bella lolita chupando un polo mientras me pide la dirección de correo. Perdona pero no estoy acostumbrado a tus atenciones. Nunca las hubo, ni siquiera una felicitación de cumpleaños por sms, ni una disculpa por aquella devolución errónea que dejó su rastro en el registro de impagados y que persiste por los años cercenándome cualquier crédito. Eso tiene solución, me pondré a ello. No te cobraré por las transferencias, te daré gratis las tarjetas. Solo le faltó decir, seré tuya, amor. Las hienas tienen hambre. Se han hartado de comida basura y no quieren que se les acabe la reserva de carne de cordero enlatada. Solo faltaba. Le pregunto por la solvencia del banco. Excelente, claro. Además Zapatero asegura los depósitos hasta cien mil euros. No cariño, Zapatero no tiene más que lo que nos saque a los barandas. Yo esperaba que el banco emitiera un comunicado diciendo a los clientes que garantiza los depósitos con su solvencia, que administra mi dinero con el rigor de un pater familias, porque no soy un inversor, cariño, soy un depositario que busca un colchón seguro donde enterrar mis ahorros y tú una caja fuerte. Pasa por la oficina y tomamos un café, permite que te muestre el escote de la rentabilidad, te dejaré impactado con mis curvas de flexibilidad , entrarás y saldrás cuando quieras, sin compromisos. Pruébame y si no te gusto me puedes dejar tirada como una perra en el arcén de la cuenta de resultados.

Carmina, escucha, porque te llamas Carmina, ¿No? De momento no puedo. He dado mi palabra por unos meses, pero si te sirve de consuelo te diré que ha sido un placer hablar contigo. Nunca antes un plan de ahorro había conseguido producirme una erección.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

LAS URRACAS

A las urracas les gusta todo lo que brilla. Otros prefieren el fulgor asesino de la explosión, la bola de fuego que arrasa con todo, el aire comprimido que descuartiza miembros. Segovia no es Euskadi y para muchos segovianos ingresar en el ejército era la única forma de conseguir un trabajo porque allí no hay industria; solo funcionarios, camareros y dependientes. Un tipo que a los 45 alcanza el grado de Brigada no es más que un proletario en el sentido estricto de la economía aunque esté condecorado con las hermegildas. Las medallas pesan en la solapa cuando los desfiles se alargan y el brillo de la bayoneta es ahora fruto del lustre y no de la bilis de los atravesados.

La macabra farsa del terror sigue cotizando en los corros de Bilbao hasta que el volumen de negocio sea suficiente para que los chartistas crean que ha llegado el momento de ascenderla al Ibex. Allí, mano a mano, echarán otra partida inútil.

Será de nuevo una marrulla donde los tahúres apuesten lo que no tienen y el resultado, el de siempre. Se comenta en las mesas de juego que los mirones son de piedra y dan tabaco, pero en este caso, son dueños del garito. Vigilarán la partida desde el taburete mirando por encima de las cabezas de los puntos, examinando jugadas, apuntando debilidades, tics nerviosos y cambiando el efectivo por fichas con las que ganan su comisión que les reporta algo más para llegar a la autosuficiencia.

El poker de los muertos no acabará hasta que los mirones sufran bajas. Será entonces cuando los seguratas de boina roja desparramen las cartas, expulsen a los fuleros, voceen su ignominia y les declaren enemigos públicos. Así será si así sucede.

Ayer había urracas en el cielo de Segovia pero no bajaron a admirar el perfil resplandeciente de los sables. No soportan el olor de la carne abrasada.